Una cubana en Miami no es una rara atracción, es lo cotidiano.
Por donde camines puedes respirar el aroma del café a nuestro estilo: Negro y oloroso, capaz de encender al más deslucido. Todos hablamos cubano y en voz alta, comemos churros y arroz congris.
Lo raro es que muchos cubanos de Estados Unidos, aun los que han vivido aquí durante casi 50 años, siguen autonombrándose exiliados; es decir, no se consideran inmigrantes, ni tampoco cubano-americanos.
A quienes no son cubanos, la postura les parece absurda, e incluso yo la he visto siempre como un tanto melodramática.
A quienes no son cubanos, la postura les parece absurda, e incluso yo la he visto siempre como un tanto melodramática.
Para mí, ser una exiliada significa aferrarme al presente con más fuerza. Espero no perder, en el camino, una parte de mi misma.
Estoy fuertemente conectada con mis raíces cubanas
Soy una mujer sumergida entre tres mundos: el que deje en La Habana, el de Santo Domingo, y el que voy construyendo acá en Miami.